Vamos a transportar el movimiento de la danza a los lugares del miedo. Las fobias y la necesidad máxima de esconderlas y luchar contra ellas.
Todos albergamos sombras. En todos y cada uno de nosotros hay luz y oscuridad. Quizás nuestra misión sea elegir cual potenciamos. Del miedo a la fobia hay un abismo, o un paso. Tú escoges. Enfrentarte a él, o convertirlo en un terror intenso e irracional que te domina. Un terror fundamentado en amenazas preconcebidas por uno mismo, que preceden a la propia amenaza. Quizás nunca nos atrevamos a desafiarnos a nosotros mismos, o puede que sí.
Tal vez, seamos unos completos desconocidos. Tal vez, nos juzgamos, nos alejamos y nos detestamos, sin una razón de peso. Tal vez, nunca nos hayamos mirado con ojos propios, sino con los esquemas que construyeron para mirarnos.
El miedo solo es una forma de descoserse, de desconcentrarse. Fue un lastre aprenderlo. Lo aprendemos y nos utiliza, nos disuelve y nos desvincula. Deberíamos armarnos en la tarea de desprendernos de él.