Iglesia de San Pedro
Construida a lo largo del siglo XIV, responde a la tipología de iglesia de nave única con ábside poligonal y capillas laterales que, cubiertas con bóveda de crucería simple, circundan todo el templo.
Como rasgo distintivo del mudéjar aragonés, un ándito superpuesto sobre las capillas laterales rodea la nave y el ábside, abriéndose únicamente hacia el exterior por medio de arquerías que rememoran la función defensiva de las iglesias fortaleza de época medieval.
El templo ha sufrido sucesivas reformas y restauraciones que han ido transformando su espacio. En el siglo XVIII fue sustituida la puerta principal por el portal que hoy conocemos. Posteriormente, dentro de las obras de restauración llevadas a cabo en 1896, Salvador Gisbert dejaría su impronta pictórica en la decoración interior.
La última restauración acometida durante los primeros años del siglo XXI y dirigida por los arquitectos Antonio Pérez y José María Sanz, ha supuesto la apertura de la misma después de más de una década cerrada al público.