Cuando nombramos a Itaca, la mente (a algunos el corazón) les transporta a un viaje con Ulises a puertos insospechados.
El amor y sus emociones, el dejar la tierra atrás, comprender nuevos caminos, cambios no planeados u otros bien dispuestos, la maleta a nuestros pies, mirada al frente o mirada que vuelve atrás y se deja atrapar por el pasado.
Todos estos, son puertos a los que llegamos con este barco, lleno de canciones de distintos momentos y colores que interpretamos. Todo ello para no viajar solo, invitando con un sorprendente pasaje a toda persona que se sienta invitada rumbo a Itaca.