El malagueño Toni Zenet se ha convertido en uno de los máximos exponentes del jazz nacional, desde que publicó en 2008 el disco Los mares de China.
En aquel primer álbum, se juntaron con acierto el lenguaje del jazz, el sonido latino, la melodía de las músicas de medio mundo así como las letras de su inseparable Javier Laguna y la personal manera de sentir la música y los textos de Zenet. Por ello obtuvo el Premio de la Música al mejor Artista Revelación, un reconocimiento al que siguió, dos años después, en 2010, el premio al Mejor Disco de Fusión por Todas las Calles. Su álbum La menor explicación fue nominado a mejor disco de jazz. Premio que no recibió hasta su siguiente álbum Si sucede conviene de producción propia junto con El Volcán Música, su compañía discográfica.
La música de Zenet es inclasificable. Aborda con total naturalidad una revisión de géneros antiguos actualizada y pasada por su filtro personal, donde se mezclan la copla, el son, el bolero, el chotis, el tango, la chanson. Y todo descansa sobre el lenguaje común con el que trabajan: el Jazz
El directo de Zenet es potente, rico, teatral, emocionante. Zenet es un showman, actor, bailarín, mimo, carne de escenario que disfruta haciendo piruetas con su sombrero, que baila los solos, que vacila con el público. Arrebatador y verdadero, Zenet sobre un escenario puede guardar las formas de un Sinatra sureño y un minuto después mandar el micrófono a paseo y cantar a capella para asombro de las primeras filas.
Los directos de Zenet te permiten viajar por infinidad de lugares y épocas, sus sonidos son profundamente evocadores. Las magníficas letras de sus canciones, en cambio, nos proponen un viaje por los sentimientos y por todos los estados emocionales que el amor es capaz de provocar. “La música se puede recetar” afirma Zenet y cierto es que presenta cada tema en sus conciertos, como pequeñas recetas que expide con una sana intención.
